El lunes en sicoterapia tuve una sesión más movidita, de lo que esperaba. Todo a raíz de algo sencillo, mi pareja quiere que pase la Nochevieja en su casa, yo quiero pasarla mi familia tranquilamente, soy de los que se toman las uvas y se acuesta. Me gusta empezar el año con tranquilidad. Entonces empiezo a justificar, a decir que no me gusta la celebrar la nochevieja, e Inés me dijo: No tienes que justificarte, tienes derecho a hacer lo que te apetece.
Esto sin duda me dejó en shock, ¡llevo toda mi vida haciéndolo! Intentando poner excusas ante los demás para hacer lo que me apetece, con un miedo atroz a que se enfaden conmigo, así que intento dar muchas justificaciones, quitándome mi propio derecho a decir que no (o sí) porque me de la gana. Esto me dio una idea de que hay partes de mi totalmente inexploradas y donde debería sacar el bisturí para al menos investigarla.
Desde la perspectiva lógica sé que tengo derecho a vivir mi vida como quiero, sé que es mi vida y que una «obligación» es aceptar a los demás como son (otra cosa es que los quiera cerca) y que mi trabajo es ese, y el de ellos aceptarme (o alejarse) pero en ningún momento cambiarme, porque de hecho, no pueden hacerlo, solo yo puedo cambiarme.
Desde una perspectiva sicológica es diferente, dado que cuando somos niños pienso que la sociedad, familia nos cambia, pero a mi edad, cualquier cambio va a venir de mi mismo, no del exterior.
Pues así que ayer, me puse a enviar CV, porque quiero cambiar de trabajo a otro donde se me valore más, aunque solo lleve un año en este y ¿por qué? Porque quiero hacerlo, lo demás es justificarlo, tengo derecho a ser feliz y a tener una vida más plena. Este en sicoterapia es el primer paso de otros muchos, pero que me gustaría dar en esta dirección.